INSTITUTO DE LITERATURA INFANTIL "PIS@DIABLITOS"

Sunday, June 18, 2006

EL MUNDO DE LA LECTURA

INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA DEL PERÚ, INLEC
CONCOCATORIA:
EL MUNDO
DE LA
LECTURA
ESTACIÓN CULTURAL DESAMPARADOS
Antigua Estación de Ferrocarriles del Perú.
Jr. Ancash 207. Al costado del Palacio de Gobierno.
Cerca de la Plaza Mayor, en el cercado de Lima.
Programa de presentaciones de libros
JUNIO DEL AÑO 2006
INLEC y Capulí, Vallejo y su Tierra
Viernes 9, 5 pm. "Somos Quispe" de Ramón Noriega.
INLEC y Editorial San Marcos
obras de
Danilo Sánchez Lihón:
Viernes 16, a las 5 p.m.
"Aserrín, Aserrán" Iniciación de los niños en la poesía.
"Michifú y Michifá" Iniciación de los niños en los cuentos
Viernes 30, 5 p.m. "Cantar de la Tierra: Mitos y leyendas del Perú".
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ADHESIÓN A:
EL MUNDO DE LA LECTURA
LEER
ES RITO SUPREMO
DE LIBERTAD

Danilo Sánchez Lihón

1. Mariposa blanca que revolotea en lo alto del tejado

Hablar de la lectura es referirse a la esencia de la vida y a la vida esencial. Es hablar del hombre y de la esencialidad del hombre.
Por eso, la lectura no debe quedar atrapada en el mundo formal, académico, ni escolar; no tiene por qué jamás ser institucionalizada.
Porque es una mariposa blanca que revolotea en lo alto del tejado de la casa donde moran los enigmas.
Aletea en torno al libro y se posa en las páginas escritas, sin quedar atrapada en ellas, en donde también se juntan y hacen su conciliábulo los duendes, las hadas, los hechiceros; y son convocados los ángeles.
La lectura es magia y aura que nunca se dejará confinar tras los barrotes ni siquiera de la escritura cuyas rejillas se quedan al fondo de su urdimbre y cotidiano milagro.
Porque leer es ubicarnos en la vida y en la más acrisolada libertad.
Porque si la lectura desaprovecha la vida y nos priva de libertad, entonces mejor cerremos los libros, vivamos plenamente y busquemos las vastas colinas donde la libertad reina.
Pero el prodigio es que para vivir cabalmente y ser libres nada es más indispensable que la lectura, siempre que ésta es sincera, apasionada y trascendente.
Porque la lectura existe y se realiza para entonar el grito de júbilo de la libertad y asumir lo sustancial de la vida y la travesía del hombre sobre la faz de la tierra.

2. En la lectura también se arriesga la vida.

La lectura es un estado de gracia; un caminar levemente sobre las hojas de los árboles del misterio y volar cogidos a las alas de las quimeras en una mañana eterna.
Es el trovar de un peregrino por los caminos de los fundamentos y absolutos.
La auténtica es siempre sublime, loca y apasionada.
Lectura al viento, a la aventura, cara al sol y las estrellas; que pelea no con el razonamiento sino con el Destino. Hablo de la lectura inocente y salvaje.
Lectura que no se rinde, ni claudica. No se somete ni se deja coactar por ninguna aldaba, la más peligrosa: la letra impresa.
Porque no existe aventura más excelsa como aquella conflagración que se desata en el campo de batalla de la lectura más apacible.
Porque leer es estar en alta mar, bajo el fragor de una tempestad y cuando la arboladura de la nave se ha hecho astillas. ¿No sientes que crujen las jarcias? ¿No sientes que arriesgas la vida?

3. El silencio y la quietud en que esta lucha se desata

Leer es sentir, pensar y configurar –en diversos planos y modos– aquello oculto en nosotros y que la escritura y los libros en general develan.
Es imaginar, pensar y soñar despiertos; mucho más que cuando estamos dormidos.
Es un acto de exorcismo, donde un mundo nuevo y diferente se abre a cada impulso y a cada latido bajo el pretexto de recorrer los rieles y tinglados que hacen las letras en las páginas de los libros.
Es encontrar el aura de las cosas y los seres que evoca la palabra puesta en tinta de imprenta como dicha y modulada con sentimiento supremo.
Es defensa y ataque. Una espada terrible y un armisticio inesperado. Es desentrañar el significado de todo en lo más reñido de una contienda.
Es conmoción y delectación. Desconstruir lo que se ha dicho y edificar a partir de lo que las palabras alucinan.
Es confrontación y frenesí mientras los demás duermen. Se parece tanto al amor que intercambian con él su lecho, orillas y amantes.
Se confunde con la armonía por el silencio y la quietud en que esta lucha se desata.
Lectura es donde la guerra y la paz encuentran un tercer sendero que es compendio y síntesis de sabiduría.

4. Por eso, se lee en los momentos decisivos

Así:
Lee el mendigo el alma de la gente, anhelando que pase alguna persona compasiva por la calle donde él se entumece.
Lee el vendedor ambulante los rostros a los que ofrece golosinas, calculando de antemano quiénes le compran y quiénes le detestan.
Lee el condenado por una enfermedad grave, descifrando el gesto de los médicos para saber si se salva o se muere.
Lee el marinero con los pies, sea las olas, sea la profundidad del mar; y en sus sensaciones al empinarse aprecia los cardúmenes que se deslizan bajo las cuadernas de su vieja barca.
Lee el comerciante del muelle las horas del día en las escamas de los peces que yacen cada vez con menos brillo en el fondo de su canasta.
Lee la madre el confín de la ventana, considerando que no le alcanzan las monedas que ha contado y que se opacan extendidas en el cuenco de su falda.
Lee el cazador furtivo el cielo anubarrado y las primeras estrellas de la tarde.
Lee el hijo pródigo los signos del camino y su cansancio en relación a las leguas que le faltan para llegar a la casa de su padre.

5. No sólo se leen letras o páginas de los libros

Se lee las líneas de una mano, aunque la dueña quiera esconderlas y con ellas sus secretos en lo más recóndito del alma.
Se lee los sueños, que corren como palomas asustadas ante la inminencia de que las incógnitas se abran o se partan.
Se lee el modo de acomodar la silla al sentarse de parte de la muchacha que ha establecido contigo una comunicación cómplice.
Se lee los pasos; los del anciano que ha perdido a su esposa y acomoda su valija como si partiera en un viaje ya sin retorno.
Se lee una habitación a oscuras y maravillados los signos: el instante en que esperas que aparezca radiante el ser que encaja en tus orillas para ser con él una esfera perfecta.
Se leen los libros tratando de encontrar en ellos el rastro de unas pisadas, o el rastro de unas lágrimas.
Se lee aquí abajo lo intrincado de la noche y hacia arriba lo despejado de los astros; los arcanos de donde vienen las horas, los días y estos minutos sagrados.
Se leen las galaxias para encontrar el camino hacia el reino prometido.
Se lee para saber quienes somos, cuál es nuestro origen, por qué esta choza, el camino por el que transitamos y la posada postrera a la cual arribaremos.

Texto puede ser reproducido
citando autor y fuente
Teléfonos: 420-3343 y 420-3860

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